Luis Di Palma en su habitat natural: un auto de carrera
(Foto: Corsa 1970)
Resulta difícil encontrar un concepto nuevo sobre Luis Di Palma. Quizás, podríamos volver a destacar sus innegables dotes de conductor diestro, capaz de dominar cualquier vehículo de dos o de cuatro rueda, que transitara por el aire o sobre el agua. Su infatigable capacidad de trabajo. Sus numerosos triunfos y campeonatos logrados en su extensa campaña deportiva. Sería solamente enumerar algunas de sus aptitudes.
Pero, una vez más me gustaría resaltar un hecho muy importante que Luis consiguió en su paso por la vida, llegar a ser profeta en su tierra. Nada fácil por cierto. En alguna oportunidad, Luis nos contó que quizá su ida y vuelta con la gente de Arrecifes se inició en una carrera de Karting, que se disputó en el Estadio Municipal. Entonces, Luis recordaba que hizo un trompo en la primera vuelta y quedó último. A partir de allí, comenzó a recuperar posiciones y ganó la carrera en la última vuelta. “La gente se entusiasmó y gritó como nunca…”, decía.Poco años más tarde, ese chiquilín del flequillo rebelde, irreverentemente ganaba su primera carrera en el Turismo Carretera, nada menos que en su tierra. Otra vez, la locura entre él y su gente.
Fueron pasando los años y cada triunfo o título de Luis se festejaba en comunión con su gente. Y, pocos días antes de su despedida, en el salón de deportes de la Escuela Técnica, en el marco de la Fiesta del Automovilismo de 2000, Luis recibía el cariño de todos los arrecifeños, cuando con Alfredo Parga de interlocutor se volvió a reunir el póquer de ases y él (Luis) seguía proyectando su futuro automovilístico.
Por eso, así, como aquella oportunidad, o como en tantas otras, él, hoy está aquí, con nosotros, con Arrecifes y su gente….27.10.1944 - 30.09.2000
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