Además, de ser el último acompañante campeón con Torino, Pachanga compartió momentos inolvidables con Luis Di Palma y así los recordaba:
“Jugábamos en el jardín que había al lado del Patrullero, con camioncitos que construíamos nosotros mismos. Inclusive hacíamos puentes, y Luis compraba velas e iluminaba todo, como si fuera una ruta. En realidad parecía un velorio.
“Teníamos unos camioncitos que eran furgones, adentro poníamos pan y dulce de leche, salíamos del Patrullero y nos íbamos con ellos a una o dos cuadras de allí, por lo de Muñoz. Cuando llegábamos organizábamos camping. Era como si hubiéramos dejado la carga y volvíamos”.
El colegio
“La escuela estaba enfrente del Patrullero, en la casa de Borrell. Yo me quedaba muchas veces a dormir en su casa. Al día siguiente él se sentaba sólo y a veces me permitía que yo me sentara a su lado”
El Kartíng “Íbamos con el tío Rubén a un circuito a probarlo. Luis subía y después que lo probaba bien, me lo prestaba una vueltita o dos”.
En el automovilismo
“Luis me decía:
-‘venite conmigo. Vámonos a Alta Gracia’. Y, yo no me acuerdo, si fue cuando tenía dos camiones. El primero lo ‘anduvo’ mi hermano (Ernesto), lo tenía en sociedad con Ciamana, de Laguna Larga. Después compró otro y yo se lo pedía.
-‘te vas a aburrir’- me decía. Bueno, ¡tanto! Lo hinché que me lo dio.
A los seis o siete meces me aburrí. Entonces me dijo:
-‘Lleválo, todas las cosas a Tana, agarrá el bolso y venite a Córdoba conmigo’. Porque él era así, no tenía problemas. Cuando llegamos a Alta Gracia comenzamos a trabajar y ahí Tito (Hanley), me dio la butaca y ya me senté con él y comencé a correr”.
Balcarce-Lobería
“Mi segunda carrera fue la de Balcarce, cuando se mataron Kissling y Taraborelli.
Largámos y había un tramo de tierra. Ahí se rompió algo en el embrague.
Luis abandonaba, pero lo hinché tanto que arreglamos y seguimos, pero se volvió a romper y nos quedamos definitivamente. Transcurrió la carrera, pasó lo que pasó…(se refiere a los accidentes) y cuando volvíamos, estaba el auto de Taraborelli. No dejaban pasar, porque estaba la policía cuidándolo, como era Luis, nos dejaron arrimarnos, estaba todo calcinado y desde la parte donde estaban las dos butacas todavía salía humo…Sólo había dos montoncitos…y seguía saliendo humo…”.
La carrera de 25 de Mayo
“Salíamos de Alta Gracia y como de costumbre, siempre, yo lo traía andando a los autos. Entonces, nos vinimos con el Flaco Porta. Luis me dice:
-‘No te animás a pisarlo para ver qué lo que hace. Cuando pasés la ruta 5, de Chivilcoy. Cambiale las bujías, atate bien, ponete el casco y probalo’.
“Bueno, llegamos a Arrecifes, dormimos y al día siguiente salimos con el Flaco para 25 de Mayo. Cuando llegamos a la ruta 5, paramos a cambiar las bujías. Estábamos con el capot levantado y en eso llega Malnatti, traía el auto de tiro, atrás de un Gladiator y dice:
-‘Eh Pachanguita ¿pasa algo?’
-No, estamos ajustando algunas cositas pero ya salimos.
Bueno, cambiamos las bujías y salimos a la manija. Los pelos ¡para atrás! y por allí lo pasé a Malnatti. ¡Fue una explosión! Él no lo esperaba, así que se dio un susto bárbaro, anduvo un poco por la banquina… Le di unos cuantos kilómetros y llegamos a 25 de Mayo. Allí, estaban Oreste y Luis y nos preguntaron cómo había andado el auto. Le comenté que todo estaba bien y decidieron hacer una tirada ellos. Al rato volvieron con el motor ‘partido al medio’.
“En el camión 608, que tenía un furgón atrás, teníamos un motor que había llevado Oreste, porque Bertolini no corría. Así que hay mismo comenzamos a cambiarlo, en un garage, me acuerdo que nos quemamos todo. Había que entregar el auto a parque cerrado antes de las ocho. Habremos entregado el auto a las ocho menos cinco. Y yo había perdido la licencia de acompañante y no podía correr. Entonces lo iba a acompañar el Colo Espinoza. Yo tenía una calentura bárbara. Me fui a revisar el bolso, revolví todo y al final la encontré. Volví corriendo, lo borré a Espinoza y me inscribí yo.
“Al otro día, largamos la primera serie y la ganamos. Volaba el auto, con el motor ese que ni en ‘¡marcha!’ se había puesto.
(1) “(…) Demás está decir que el panorama indicaba una dura puja por el triunfo.
“Sin embargo, cuando Luis Di Palma, el sábado rompió motor, luego de clavar agujas del cronómetro en 4’47”2/10, durante una vuelta de prueba (significaba un nuevo récord para el trazado), muchos pensaron que allí naufragarían sus posibilidades. Pacientemente se trabajó en un garaje particular para cambiar la planta motriz y luego se selló el auto y se entregó en el parque cerrado. La incógnita subsistió”.
"Cuando vamos a largar la final, había calculo diez filas ‘picantísimas’. Estaban Bordeu, Marincovich, Pairetti, García Veiga… no me acuerdo si estaba Nasif Estéfano. Estaban todos los buenos. Largábamos de a dos. Completamos la primera vuelta y cuando veníamos pasando frente al arco, me dice Luis, ‘vamos a esperarlos a ver si andan tan fuerte estos’, y entonces le levantó el acelerador bum, bum, bum… nos empezaron a pasar…Nos habrán pasado diez autos, que era toda ‘la crema’. Luis acelera y el auto hizo uuuuu… y se paró. Y me dice: ‘¡El cable de la bobina!’. Nos ¡pasaron todos! Nos bajamos y estaba el cable de la bobina colgando… lo enchufé bien y Luis me dice-‘prepará un alambre, algo. Por las dudas que se vuelve a salir, le vamos a meter un suplemento’. ¡Qué!, subimos y ¡María! Empezó a andar. Qué a andar… a ¡volar! Volar… volar… Hay un lugar en la parte de adentro de 25 de Mayo que hay una rotonda todo cordones y el cartel de los 50 ni lo veía. Veníamos en el aire..."
(1) “(…) Pero lo bueno estuvo en la final, en la que el espectáculo quedó reducido a la gran demostración que en todo sentido brindaran Luis Rubén Di Palma y el Torino-Berta. La realización del arrecifeño escapa a lo normal, con seguridad ingresará en el terreno de lo mitológico. De entrada tuvo problemas en su auto. Al bajérsele la bandera de largada el coche se quedó. Luego, un inconveniente con el aceite lo relegó al séptimo lugar en la ruta y décimo por tiempo (tercera vuelta) para que, a partir de allí, comenzara una persecución espectacular. Casi 50” de diferencia entre el entonces puntero, Cupeiro, y Di Palma se fueron achicado a razón de 9” por giro. Bordeu, que tomó la punta la quedarse Cupeiro, no pudo mantener el ritmo demoledor del campeón, que siguió acortando la distancia hasta la novena vuelta, en la que ya era el puntero en el camino y por tiempo. Le sobró todavía para regular su marcha y sacar 27” de diferencia en el cómputo final a su inmediato perseguidor”.
"Empezamos a pasar autos y autos… Hasta que quedamos atrás de Bordeu. Y en la ruta 51, cuando vas llegando al final, hay una curva a la izquierda ¡muy rápida! Y tenés que empezar a frenar porque después tenés que doblar a la derecha y ¡venía en el aire…! Faltando dos vueltas lo alcanzamos a Bordeu y se le puso a la cola…Me acuerdo que el auto resbalaba doblando… Iba de costado Y en frente a la llegada, frente al arco, lo pasó… Se calzó el volante con las rodillas… Levantó los brazos y le hizo un corte de mangas ‘Toma para vos’… Los mató. Fue una carrera espectacular. Brillante. Me acuerdo que estaba Jorge Aguirre, me parece que lo veo cómo saltaba. Todo el mundo saltaba, fue espectacular…”.
(1) “(…) Y esta demostración total y contundente de superioridad no se basó sólo en la potencia del auto, sino que también se complementó con una conducción rigurosa sin que ello signifique excesos, y obediente a las indicaciones de los boxes, refirmando que Luis Rubén Di Palma podría simbolizar en estos momentos a una figura del automovilismo nacional en lo que a conducción se refiere (…)”.
Los diez primeros de la clasificación general
1º) Rubén Luis Di Palma, Liebre 1-Tornado, 1h12m16s4/10 a 186,865 km/h; 2º) Juan M. Bordeu, Dodge Polara, a 26s9/10; 3º) Gastón Perkins, Liebre 1-Tornado; 4º) Carlos Pairetti, Ford Falcon; 5º) Rodolfo Marincovich, Chevrolet 400; 6º) Antonio del Vito, Liebre 1-Tornado; 7º) Norberto Castañón, Peugeot 504; 8º) Rodolfo Mariani, Torino 300-Tornado; 9º) Norberto Castelli, Liebre 1-Tornado; 10º) Juan A. Marconi, Liebre 1-Tornado. Récord de vuelta: Rubén Luis Di Palma, en 4m41s7/10 a 191,769 km/h.
(1) “DESCUENTOS. En la última curva, cerrada y con cordones, que se anticipa a la recta principal, Di Palma también fue el más veloz. Descontaba casi un segundo por vuelta a Bordeu y poco más de un segundo y medio a Pairetti”.
(1) Revista Automundo Nº 326 del 17/8/1971, crónica titulada “TC en 25 de Mayo DI PALMA ¡UN TORNADO!, crónica de los periodistas Jorge Luis Mitra y Silvio Schcolnicov.
Pachanga Rutte
Nació el 8 de noviembre de 1945 y falleció el 8 de setiembre de 2012.
(Extraído del libro "Por Siempre Di Palma").
Fotos: Elvira Rutte, Fernando Maggi, historiatc.com.ar.