1963. Próximo a cumplir 50 años, Oscar Gálvez retornaba al automovilismo con un auto nuevo y todo el empuje juvenil que siempre lo había caracterizado en 25 años de actuación. Todavía con el duelo a cuestas por la pérdida de su hermano Juan en Olavarría, el Aguilucho reaparecía el 2 de junio en la 5ª Vuelta de Arrecifes.
“No tengo pretensiones de ganar. Voy solamente a probar. Usted sabe, es todo nuevo y la mejor forma de saber si anda es en carrera. El autito está lindo. Es el mejor que hice. Todo prolijo y sin cosas raras”, le explicaba Oscar a Juan Carlos Pérez Loizeau, de El Gráfico. Y agregaba: “Fui hasta Arrecifes y anduvo bien. Ni un ruidito de carrocería. Nada. Parece un Cadillac. Pero ya vendrán las ‘nanitas’. Siempre aparecen y más en éste que es todo nuevo. De estabilidad está fenómeno. Se tiene muy bien. Lo probé en la tierra, en todos lados.”
En su monólogo Gálvez le confiaba a Pérez Loizeau su preocupación por la performance de su auto: “Lo que no me va a alcanzar es la velocidad. Tengo 200 km por hora. Pero prefiero ir así y buscar luego de alguna manera un poco más de vueltas. Voy a probar las bielas que me hizo Bessone. Son pesadas, robustas. Por eso no sé cómo andará el motor. Después de la carrera veremos.” Fangio, la prensa y Oscar Gálvez en Arrecifes
Federico B. Kirbus (El Gráfico)
“Particular interés suscitó la reaparición de Oscar Gálvez. Su nuevo coche estrenado en Arrecifes es el noveno que luce desde que debutó hace más de un cuarto de siglo con la recordada ‘pantera negra’. Aunque la trompa llame la atención, lo cierto es que los detalles de terminación mecánica interior son aún más dignos de observación: magneto en lugar de distribuidor (¡); tanque de nafta grande, relativamente alto; cañería para agua bien dimensionada; equipo Edelbrock con tres carburadores Ford F-600 y tapas de cilindros Bamse; bielas Bessone de 630 gramos de peso con bulón postizo Thunderbird forjadas en acero especial Böler VCN 150 (cromo, molibdeno, níquel y carbono), que resisten una tracción de 110 kilogramos por milímetro cuadrado, y asientos fijos a medida con cinturones de seguridad abdominales para los dos ocupantes de la máquina.”
Su actuación en Arrecifes
“Muy bueno fue también lo de Oscar Gálvez, reapareció con su nuevo coche funcional con trompa rara -dos agujeros a los costados- y fue realmente digno de aplauso lo que hizo. Está como siempre y su máquina le responde. Cuando se le rompió la placa de embrague, que le hizo un desastre adentro estaba segundo en la general (N del A 4ª vuelta). Esta actuación, con un coche que llevó para probarlo avala nuestro concepto.” Coche a la Vista.
Oscar Gálvez otra vez en carrera
Más detalles del auto
Motor: Ford V8 1946
Pistones “Allyum” de aleación liviana; bielas de cromo níquel construidas especialmente por Ernesto C. Bessone. Árbol de levas de Montal hermanos y tapa de admisión Edelbrock, cuatro carburadores Stromberg duales: 29,8 mm de díametro. Tapas de cilindros nacionales Bandse, encendido por acción de magneto (Wico o Scintilla). Doble bomba de nafta: una mecánica Ford y una eléctrica que toma la nafta desde el tanque (200 litros) que está ubicado en la cola del auto.
Refrigeración: radiador marca Arévalo y tanque de bronce especial de 25 litros. Lubricado a cárter lleno con radiador Arévalo, ubicado adelante del de agua.
Embrague de Ford 100 HP a disco seco y caja de cambios de tercera, con engranajes nacionales sobre carcasa de Ford.
Chasis: Ford 1940, “reforzado en sus partes más sensibles”, según Francisco Caruso cronista de Coche a la Vista.
Sistemas de suspensiones son clásicos de la marca y tienen adelante ballesta transversal de quince hojas y dos amortiguadores hidráulicos Houdaille por rueda.
Frenos: accionados hidráulicamente, pero con campanas de Lincoln adelante y de Ford atrás, con servo y patines delanteros más anchos que los traseros.
Nota: revistas pertenecientes a la hemeroteca del Círculo de Periodistas Deportivos de Arrecifes.