José María Pozzi fue el arquetipo del mecánico-piloto que nutría las filas de participantes del Turismo Carretera de los ’60. De aquellos pilotos-mecánicos que preparaban sus autos en un modesto taller, con enorme esfuerzo económico.
Su trayectoria de siete años (1959/66) fue breve en participaciones: intervino en 17 carreras con suerte dispar. Pero ni los abandonos, ni un par de golpes fuertes consiguieron menguar su entusiasmo. Ante la adversidad respondía con una obstinación y voluntad inquebrantables para afrontar su próxima participación.
Su debut se produjo el 31 de mayo en Arrecifes, cuando la ciudad inauguraba su Vuelta. Retornó en el ’62 con una coupé Mercury que le prestara Leandro Salatto. Un año más tarde, adquirió el Ford que había pertenecido a Horacio Alice. Un auto prolijo y veloz.
Desinteresado y solidario le prestó su motor a un ignoto Luis Di Palma para el Gran Premio del 63. Aquél que perdió Menditeguy y ganó Pairetti. Mientras tanto, él seguía trabajando y adaptando su auto a los continuos cambios reglamentarios que transformaban la categoría.
Sin embargo, la aparición de los compactos -primero- y de los prototipos, más tarde, eclipsaron a los entusiastas de aquel Turismo Carretera, que paulatinamente se alejaba de las rutas y se refugiaba, cada vez más seguido, en los autódromos. José María Pozzi no fue la excepción. Colgó el casco, pero con la decisión de descolgarlo en cualquier momento. El tiempo fue pasando y a su taller llegó otro auto de carrera. Como no podía ser de otra manera: un Ford, otra de sus pasiones. El piloto era el mismo chico que de pantalones cortos había sido infaltable en aquellos días de taller cuando estaba el TC. Ahora, juntos, lograban el título de TC Zonal (1980). Miguel Bertini, el de los pantalones cortos, y el “viejo” José, que ahora ya no aceleraba más, pero que seguía trabajando con el mismo entusiasmo de siempre…
Datos
José María Pozzi nació en Arrecifes el 26 de junio de 1921 y murió el 12 de noviembre de 1988.
Sus acompañantes
Roberto Bergami, Héctor “Laucha” Ríos, Héctor Mahón, Joaquín “Rulo” Ángel y Héctor Díaz.
¡Curva José!
El automovilismo es una actividad enriquecida por las anécdotas y José Pozzi también fue protagonista de una serie de ellas. Una de las más recordadas ocurrió en la Vuelta de San Antonio de Areco de 1964. “Atalaya”, seudónimo que utilizaba el piloto de Arrecifes a partir de ese año, corría en el 12º lugar cuando protagonizó una espectacular salida del camino, afortunadamente sin otra consecuencia que el abandono de la carrera con su auto maltrecho. Según recordaba el propio José, protagonizaron con su acompañante “Rulo” Ángel el siguiente diálogo previo al incidente:
-¡Curva José! -fue el perentorio anuncio de Ángel.
-¡Tarde Rulo! -respondió José, mientras intentaba evitar el inminente despiste y aterrizaje en un campo aledaño a la ruta.
Realidad o fantasía, lo cierto es que la anécdota corrió como reguero de pólvora entre los fanáticos de aquél TC de los ’60.
3 comentarios:
Buenos dia, Raul...soy Sandra Angel, hija de Rulo. Me alegra muchisimo ver el trabajo que realiza en este blog. Es admirable y gracias por recordar a mi padre.
Lo de la anecdota, en la familia, siempre es recordada. Mi padre la contaba siempre y entre risas, decia que los bidones de nafta que llevaban dentro del auto jugaban a la ronda con ellos...que locura!!! llevaban los bidones dentro del auto llenos...que tiempos...
Mil gracias!!!
Saludos cordiales
Me gustaría ver una foto el auto más legible.
Me gustaría ver una foto del auto más legible.
Publicar un comentario