Héroes anónimos de aquel Turismo Carretera en ruta.
En los Grandes Premios eran los primeros en salir al camino y los últimos en llegar.
Se movilizaban en camiones o camionetas (generalmente, propios) transportando ruedas de auxilio, bidones, repuestos, agua y cuanto elemento pudiera ayudar a su piloto.
Recorrían varios kilómetros hasta llegar hasta al lugar indicado. Podía ser en plena montaña o casi en el desierto. Con temperaturas muy bajas o calores agobiantes. Nieve, lluvia o barro, no eran impedimentos para que los auxilios estuvieran apostados esperando...
En el día de descanso, entre una y otra etapa, los auxilios colaboraban con el piloto y acompañante en la reparación y alistamiento del auto antes de devolverlo a parque cerrado. En algunos casos, finalizadas las tareas, había que volver a la ruta y emprender camino...
Los auxilios formaban una cofradía y no dudaban en ayudarse mutuamente, cuando fuera necesario.
Anécdotas...
¡Las llaves!
"Nosotros estábamos en Justo Darac, antes de San Luis", cuenta Juan Carlos Stachiola, integrante del equipo de auxilios de Luis Di Palma en el Gran Premio de 1963.
"Por allí pasaron bien, sin problemas. Continuamos viaje detrás de la carrera. Pelusa (Rubén Scarafoni) había hecho preparar una radio grande, a pilas, para recibir la información a través de las trasmisiones de la carrera. Sin embargo, no se escuchaba nada. Pasando Villa Mercedes, San Luis, por la radio de la camioneta escuchamos que Luis pedía auxilio. Llegamos a donde estaban ellos parados, pero no teníamos la tapa de cilindros que necesitaban. Estaba en la otra camioneta que se encontraba en San Luis. Salimos a su encuentro. Ellos también estaban informados y regresaban en busca del auto. Cambiamos la tapa y, al poner en marcha, se quemó la junta. Otra vez a desarmar y reparar. Reanudaron la carrera muy retrasados". A pesar de lo dramático del momento, siempre hay tiempo para la sonrisa. "Ya más tranquilos, nos disponemos a continuar camino -enfatiza Stachiola-. El viejo Di Palma (el papá de Luis) lo invitó a Pichuchi Faura para seguir con ellos. Aceptó el 'convite' y partieron (Rubén Di Palma, Pechengo Paz y Pichuchi). No tan grata fue nuestra sorpresa, al darnos cuenta que con Pichuchi se había ido las llaves de nuestra camioneta." A grandes males, grandes soluciones. A partir de entonces, una sevillana reemplazó a la ausente llave de contacto.
Colaboración
“Cacho” Trosset, integrante del equipo de auxilios de Carlos Pairetti, contaba que al finalizar una de las etapas del Gran Premio de 1966. En el día de descanso, don Pablo Macagno le pidió a Rubén Aeid, preparador y acompañante de Pairetti, si le "prestaba" a alguno de los muchachos de su equipo para darle una mano en la reparación del auto del mendocino. Aeid designó a Trosset para las tareas.
Así eran los auxilios, héroes anónimos, dispuestos siempre a dar una mano. Con su tiempo, su esfuerzo y la satisfacción del deber cumplido...
Fotos: historiadeltc.com.ar, Di Salvo y Daniel Trosset
7 comentarios:
GRACIAS RAUL POR HACER RECORDAR ESAS ÉPOCA TAN LINDAS DEL AUTOMOVILISMO ARGENTINO. TC.
Muy buenos recuerdos
Que hermosa época Raul casi romántica diría yo
como siempre muy lindos y merecidos recuerdos de la epoca de oro del tc
Muy bueno Raúl..me vulve a la memoria nustras andanzas por el mismo motivo con "el gordo " Targize y " Peluza"asi junto a nuestra sagacidad periodística recorrimos el país..siguiendo s nuestros representantes...ABRAZO
Exelente la nota Raul.
Raulito recien me puse a ver automotivos que bueno nota y qe buenos recuerdos como soemprr felicitaciones
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