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De la cofradía del taller estaban los que tenían -según ellos- la precisa: “sabés que el turco (Rubén Aeid) trabajó en la tapa de cilindros y el auto de (Carlos) Pairetti tiene 200 vueltas más.” O el flaco que hacía mutis por el foro y con cara de “Yo la tengo clara”, informaba en la confitería que “Bernardo trabajó en los Webber y el auto del Ruso va a caminar fuerte este domingo.” Traducido, era: “Bernardo Pérez trabajó en los carburadores y el auto de Carlos Marincovich….”Por otra parte, llegaban los que venían del taller de Luis Di Palma, al lado del “Patrullero”, y haciéndose los distraídos largaban como al pasar. “El ñato Aguirre rellenó la tapa de cilindros del Loco y dicen que el auto va a tener como 300 vueltas más…”. Continuando con el rondín, los que disponían de tiempo como para recorrer todos los talleres, decían que “En el taller de José (Pozzi) consiguieron unos escapes nuevos, por lo que el V8 va a dar que hablar…” En esa ronda de vueltas y más vueltas, kilómetros y más kilómetros de velocidad… lo real, lo concreto, ocurría el domingo cuando el auto salía a devorar kilómetros y ante el llamado del avión todo el pueblo podía pasar de la alegría a la frustración. Ejemplos: “En el top está primero….” o el fatídico: “Piloto y acompañante nos hacen la clásica seña de que ¡no va más!…” Y el lunes, todo volvía a empezar… Esto ocurría en Arrecifes y en cualquier otro lugar de la Argentina…
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