Como una singular sinrazón de la vida, Rubén Aeid, quien había corrido en Turismo Carretera como acompañante de Oscar Cabalén, Armando J. Ríos y Carlos Pairetti -tremendos velocistas- murió en una esquina de Arrecifes a causa de un accidente de tránsito. Junto con Osvaldo D’ Angelo y Oscar Corvino retornaban el domingo 27 de julio de 1969 en un Fiat 600 desde la ciudad de Salto, donde habían probado el Torino de Turismo Carretera de Ernesto Pierángelo, cuando se produjo la colisión que tuvo fatídicas consecuencias para Aeid. Rubén había nacido el 6 de octubre de 1930.
Pasión por los “fierros”
Quien fue uno de los notables preparadores de automóviles de carrera, precozmente había demostrado su entusiasmo por la mecánica. Mientras cursaba sus estudios primarios construía automóviles de carrera, nacidos de viejas latas de aceite y cajones de manzanas. Luego de la primaria, Rubén Aeid se inscribió para seguir “Teneduría de Libros”. Pero, enfrente de su casa, Bernardo Pérez tenía su taller mecánico en el que atendía el automóvil de Fuerza Limitada que corría Froilán González. Como era de suponer, los ejercicios de la partida doble pasaron al archivo, para ser reemplazados por cruces de árboles de levas y desmultiplicaciones de diferencial. En 1946, Aeid ingresó en la concesionaria Chevrolet de Arrecifes para trabajar en el sector de repuestos, pero nuevamente se cruzó en su destino un automóvil de carrera. Allí, Bernardo Pérez armaba el auto de Froilán González. Por lo tanto, una vez finalizadas sus tareas en la sección repuestos Aeid se acercaba al lugar donde Pérez trabajaba y poco tiempo después pedía su pase definitivo al taller mecánico.
Bernardo Pérez, su mentor
“Estaba limpiando un filtro de aire de Chevrolet (estaba dividido en tres piezas) y no encontraba su ubicación. Levanté la vista y lo vi a Bernardo Pérez que me observaba y se reía. Se acercó y me ayudó a terminar el trabajo. A pesar del ‘calor’ que pasé, cada vez que tenía un problema lo consultaba a él”, recordaba Aeid, que pronto recibió el reconocimiento de su “profesor”.
Bernardo Pérez, su mentor
“Estaba limpiando un filtro de aire de Chevrolet (estaba dividido en tres piezas) y no encontraba su ubicación. Levanté la vista y lo vi a Bernardo Pérez que me observaba y se reía. Se acercó y me ayudó a terminar el trabajo. A pesar del ‘calor’ que pasé, cada vez que tenía un problema lo consultaba a él”, recordaba Aeid, que pronto recibió el reconocimiento de su “profesor”.
Cuando en 1948 Froilán González corrió el Gran Premio a Caracas, Rubén Aeid colaboró con Bernardo Pérez en la preparación del auto. Más tarde, cuando Froilán viajó a Europa, Aeid estuvo desvinculado de los autos de carrera, ya que Bernardo también se había ido con el equipo argentino. Sin embargo, durante las temporadas internacionales de 1952 y 53, Rubén integró el equipo de mecánicos del Automóvil Club Argentino. Después, instaló su propio taller y se alejó de los autos de carrera. En 1956, Domingo Vita le encargó a Rubén Aeid la preparación del motor Chevrolet V8 de Mecánica Nacional Fuerza Libre. El piloto arrecifeño, con la preparación de su coterráneo, ganó en Marcos Juárez y San Nicolás, pero se accidentó en el circuito de Las Flores (1960) y allí terminó su participación con los monopostos. Ese mismo año, una semana antes del Gran Premio de Turismo Carretera, Rubén viajó a Buenos Aires para ayudarle a Bernardo Pérez en el armado del Chevrolet de Oscar Cabalén y acompañarlo en la carrera. En 1961, Aeid cerró su taller en Arrecifes y se dedicó a la actividad agrícola. Un año más tarde, nuevamente lo llama Bernardo Pérez. Esta vez, para que acompañara a Armando J. Ríos. Con el piloto de Necochea ganaron cuatro carreras y resultaron ilesos luego de protagonizar un espectacular vuelco en Rojas.
El turno de Pairetti
En 1963, Aeid ya no era acompañante de Ríos y había instalado un taller de afinación de motores en Arrecifes. Hasta allí llegó Carlos Pairetti para pedirle que le armara su Chevrolet de Turismo Carretera. La alianza Pairetti-Aeid comienza a partir de la V Vuelta de Arrecifes y el 18 de agosto “Il Matto” consigue su primer triunfo en Mar del Plata, carrera reservada para no ganadores. Poco después, gana en Tres Arroyos, pero esta vez entre “ganadores” y la culminación de un año que no había empezado muy bien, finalizó a toda orquesta triunfando en el Gran Premio, donde Rubén Aeid no sólo fue el preparador, sino que desde la butaca derecha puso la cuota de mesura necesaria para que Pairetti serenara sus ímpetus de velocista nato. En 1964 Pairetti finaliza en 17 (71%) de 24 competencias, con seis segundos puestos y dos victorias (S. A. Areco y las 500 Millas Mercedinas). En el ’65 se despide del Chevrolet ex Néstor Marincovich con un triunfo en la Semana de la Velocidad, en Córdoba y adquiere el Chevrolet ex Larry. Aeid y su equipo trabajaron en su taller de Arrecifes para adaptar el auto al manejo de Il Matto. Luego de un año y siete meses sin victorias Pairetti gana en Rojas, Pergamino y el Gran Premio. Otra vez con Rubén en la butaca derecha.
En el ’67 Pairetti se accidenta en Rafaela con el auto que le prestara Miguel Bahillo y cuando se recupera vuelve con el “Barracuda” que le había adquirido a Formisano y que Aeid también adaptó al particular estilo de manejo de Il Mato: ¡¡¡siempre a fondo!!! Con este auto Pairetti logró dos triunfos más con la atención de Aeid, hasta que en 1968 ingresó en el equipo General Motors.
Triunfos de Pairetti con la preparación de Rubén Aeid
1963: 3 (Mar del Plata, Tres Arroyos y Gran Premio)
1964: 2 (San Antonio de Areco y 500 Millas Mercedinas)
1965: 1 (Villa Carlos Paz-San Francisco)
1966: 3 (Rojas, Pergamino y Gran Premio)
1967: 2 (Hughes y Olavarría).
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