Algunos
dicen que en Arrecifes los recién nacidos no llegan con un pan debajo del
brazo, sino con un volante. Y que en lugar de tomar leche, se alimentan con
nafta…
Para
reforzar esta leyenda, acompañamos algunas anécdotas de nuestros pilotos:
Pepe y el
Gerente
“Yo no
tenía la plata para comprar el Chevrolet ese, y conseguirla fue toda una
historieta. Primero fui a ver al gerente del banco, un ‘tuerto’ cuyo nombre no
recuerdo. Era uno de esos gerentes viejos que, para atenderte, ¡Dios me libre!
¿Quién iba a atender a un pibe que recién estaba por cumplir 23 años? Y cuando
entro, le metí un ‘cuento’. No le iba a decir que el dinero era para comprar un
auto de carrera. Me escuchó y me dijo: ‘Mire, le voy a ser sincero si usted
trae la firma de su papá, no tiene ningún problema’. Ahí me mató. El viejo me
iba a preguntar para que quería esa plata y todo lo demás. Entonces, me lo fui
a ver a ‘Lucho’ García, un farmacéutico amigo de la familia y propietario de
caballos de carrera, el crédito lo sacó él y me pasó la plata a mí. Ya con todo
el dinero, agarré un día y me fui a buscar el auto de carrera a Guaymallén”.
Fragmentos
del libro “José Froilán González Una Pasión sobre ruedas” -Roberto Carozzo- y el recuerdo de
Froilán sobre la compra de su primer auto de carrera.
Ricos y
secos
“El
automovilismo es para ricos, pero, generalmente, corremos los secos”, frase de
Orlando Raúl Lizzi, quien compitió en los ’60 con espíritu deportivo y poco
dinero.
Luis y las
revanchas… (No todo era automovilismo)
“Luis tiene
una particularidad: no le gusta perder. Si se ponía a jugar, a la conga o
chinchón, era a muerte. Empezaba cuando llegábamos al circuito y terminaba
después de la carrera; y si llegaban a ganarle algún partido, cada vez que
tenía un ratito de tiempo venía y te decía: ‘Vení que tengo la revancha para
vos’. -¿Qué revancha me vas a dar si te gané yo?’ ¡Ah…!, entonces dame la
revancha´”.
Recuerdos de
Tti Díaz, cocinero en el equipo de Luis Di Palma, del libro Por Siempre Di
Palma.
El Ruso con un TC en “Las Violetas”
“Mientras Tesone y Lucaroni regresaban para Arrecifes,
con Carlos (Giay) salimos de lo de Conti más contentos que chico con zapatos
nuevos. Serían entre las once y las doce de la noche cuando enfilamos para Las
Violetas. Es impensado hoy que con un auto de carrera se pueda circular por
Buenos Aires, pero esto refleja lo que era por aquellos años (1964): un
tránsito infinitamente menor, y una policía de tránsito mucho más permisiva,
incluso, a esa hora de la noche, había poco movimiento. Nos estacionamos por
Medrano, enfrente de la confitería, hasta aquí todo había andado bien. Al
llegar, le hice algunas aceleradas para alborotar a la barra, quienes salieron
de inmediato a observar la maravilla que se había detenido
allí (….)”
del libro “El Automovilismo que yo viví” -Carlos Marincovich- y la compra de su primer auto de carrera.
Fotos: del libro “José Froilán González un ícono del
automovilismo” -Sebastián Tobía González-,Teresita Lizzi, crónica.com.ar
, Picheto De Blasio y Alicia Loriente.