Sin dudas,
el Turismo Carretera en su largo derrotero en rutas y caminos de tierra se
nutrió de protagonistas que incrementaron su historia y enriquecieron su
anecdotario. El “Gordo” Zavaleta, ilustre “bidonero” de Carlos Pairetti, fue
uno de ellos.
Pero que
mejor que ubicar a nuestro protagonista en su tiempo y su contexto. Para ello,
deautosmotivo recurre El Gráfico Nº 2576, del 18 de febrero de 1969, para recrear la nota que publicó en el sector
“Gente de Auto”, con el título: “Zavaleta el de los bidones”.
Se hizo
famoso gracias a esa suerte de básquetbol que consiste en encestar un bidón de
40 ó 50 litros por la estrecha ventanilla de un auto de carrera que pasa
siempre a más de 60 kilómetros por hora. No erraba nunca, vaya uno a saber
cómo. Cualquiera de los acompañantes de Pairetti –inevitable destinatario del
combustible- podrá atestiguar la puntería del “Gordo” Zavaleta. Todos ellos
recibían antes de largar la misma indicación: “Cuando me veas con el tarro en
la mano desabróchate el cinturón de seguridad, acomódate con la espalda contra
el parabrisas, las odillas apoyadas en el asiento, y cuando Carlos te avise,
preparate a empujar el bidón hacia atrás; fijate bien, porque si le errás el
manotazo me vas a dejar sin cabeza al piloto”.
Ahora no
hay más carreras en ruta, o casi. De tal manera, la mágica habilidad del “Gordo”
Zavaleta ya pertenece más a la leyenda que a esta magnífica realidad de las
pistas, donde se larga con todo el combustible necesario para terminar la
carrera sin “refuelar”, como dicen en las series de V. Aún así, la inconfundible
figura y el generoso espíritu de José Antonio de Zavaleta siguen siendo uno de
los personajes más inevitables del automovilismo nacional. En general se sabía
que es gordo y es bueno. Desde ahora se sabrá –al menos- que es casado, que
tiene tres hijos y que se ocupa, cuando el automovilismo le da tiempo, de
vender estructuras metálicas. No tiene 41 años, se los gastó todos, se los
consumió amando las carreras de autos y tratando cada día de perfeccionarse en
el arte de ser un gran tipo. En cuanto a su trayectoria, comenzando como
dirigente del Ford T Club de Arrecifes, continúo luego, desde 1960, como
colaborador de Néstor Marincovich, cuyo equipo de auxilios era comandado por un
muchacho que quería pasar lo más rápidamente de martillero a piloto: Carlos
Pairetti.
Cuando
Pairetti cumplió su sueño, el “Gordo” Zavaleta se convirtió automáticamente en
el “Cacique” que dirige cuanta operación de auxilio o asistencia técnica es
necesaria. Lo debe hacer muy bien, porque lo primero que ocupó al conductor
cuando se consagró campeón argentino de TC fue asegurar públicamente: “Si por
alguien estoy contento, y hasta más que por mí mismo, es por Zavaleta. Sólo yo
sé cuánto se merece el <Gordo> este campeonato…”
José
Antonio de Zavaleta, “best-seller” de los bidoneros, gran tipo, sano por fuera
y por dentro, rey de la puntería, no incluirá jamás a la promoción entre
ninguno de sus propósitos. Por eso, todas sus alegrías fueron, son y serán estrictamente
íntimas. Son110 kilos de legitimidad que transitan por los boxes. ¿Más?
¡Imposible!