lunes, 12 de enero de 2009

Curtesi, otra tragedia

El cuerpo del infortunado Curtesi y los autos siniestrados

Aún no se habían marchitado las flores que acompañaron el último viaje de Julio Pérez (14.12.1940), cuando Arrecifes sufría un nuevo dolor. El 12 de enero de 1941, en las 12 Horas de Rafaela “para coches tipo Gran Premio”, moría Carlos Victor Curtesi (22 años).
Carlitos, como lo llamaban todos, con mucho entusiasmo había debutado en las competencias de Ford T en 1939 y había demostrado sus aptitudes con dos triunfos (Capitán Sarmiento y Baradero) y tres podios más (San Urbano y Melincué, 3º y Baradero, 2º).
Alentado por esta ficha de presentación, el joven piloto adquirió una cupé Ford 1940 y se inscribió en el Gran Premio Internacional del Norte (9.537,2 km). Abandonó en la sexta etapa (Arequipa-Nazca, 642 km), dejando como mejor trabajo el 13º puesto alcanzado en la cuarta etapa (Potosí-La Paz, 524 km). Su segunda incursión fue en las Mil Millas en las que se mató Julio Pérez y en la que terminó 26º.
Presagio
El sábado, en clasificación Carlos Curtesi había empatado el cuarto mejor tiempo con Domingo Porporato, pero por sorteo le tocó el número cinco. Fue entonces cuando Curtesi anunció su intención de no correr. “Con ese número se mató mi amigo Julio Pérez”, manifestó el arrecifeño.
Finalmente, a las 8 del domingo largaron 28 autos, divididos en filas de a tres. En la primera, lo hicieron Martín Berazategui (Delahaye), Ángel Garabato (Chrysler Plymouth) y Ernesto Blanco (Ford). En la segunda, Domingo Porporato (Ford), Curtesi (Ford) y Héctor Drago (Chevrolet).
El accidente
“Todavía la caravana era numerosa cuando empezó a levantarse el polvo. El accidente en el que perdió la vida Curtesi fue reconstruido así: Berazategui corría seguido por Curtesi cuando aquél se adelantó a Alejandro Bello (Ford), que al ser superado desaceleró para permitir el mejor adelantamiento de su rival. Curtesi que venía atrás, se encontró de golpe con un coche que avanzaba lentamente y lo embistió. Cuando los coches chocaron, Curtesi intentó descender de su máquina –seguramente para verificar los daños en la trompa de su auto- y en ese momento llegó Manuel Díaz (Ford) que en medio del polvo lo llevó por delante. Curtesi cayó bajo el coche con tan poca fortuna que su cabeza se incrustó ante la rueda trasera de su coche, que fue arrastrado largo trecho. La muerte fue –se estimó- instantánea. Díaz, que involuntariamente atropelló el coche de la víctima, quedó herido con un fuerte golpe en el esternón y dos costillas fracturadas. Ninguno de los acompañantes –ni Ocampo ni Moisello (Juan Carlos)- resultó herido. Después del accidente, aunque hubo más polvo, al disminuir la cantidad de autos circulando no hubo más desgracias”. (1)
La carrera la ganó Eusebio Marcilla (Chevrolet), quien recorrió 129 vueltas (1528 km) en 12h9s4/10 a 126,5 km/h; segundo finalizó Domingo Porporato (Ford) a tres vueltas y Ernesto H. Blanco tercero, a cuatro.
La prensa arrecifeña
“En una nueva tragedia perdió la vida el corredor Carlos Curtesi, que era una esperanza para el automovilismo”.
Reunía condiciones probadas que centralizaban el interés de un millar de admiradores y deportistas. (La Gaceta, sábado 18 de enero de 1941).

“Profundo pesar causó la prematura desaparición de Carlos Victor Curtesi”
Causada a consecuencia del accidente en Rafaela (Arrecifes, Enero 23 de 1941).
Precisamente, el periódico Arrecifes informa que el momento del accidente (habían completado la séptima vuelta) Curtesi marchaba en la segunda posición.

(1) Historia deportiva del automovilismo argentino – La Nación.
Nota: el circuito era de tierra y tenía una extensión de 11.776 metros.

Las actuaciones de Carlos Curtesi
Categoría Ford T
Santa Lucia: 4º
Capitán Sarmiento: 1º
San Urbano: 3º
Melincué: 3º
Baradero: 2º
Baradero: 1º
Fuerza Limitada

Bragado: abandonó
Coches tipo Gran Premio (Turismo Carretera)

Gran Premio Internacional del Norte (1940): Abandonó en la 6ª etapa.
Mil Millas Argentinas (1940): 26º (16º y 29º en las etapas)
.

Foto: Períodico Arrecifes de 1941

1 comentario:

Anónimo dijo...

Siempre mis padres comentaban lo sucedido. Pancho Curtesi era como un hermano para mi papá. Y cada vez que recordaban a Carlitos sus ojos se llenaban de lágrimas. Por eso aprendí a quererlo.