domingo, 5 de enero de 2020

Arrecifes se escribe con "A" de automovilismo...

La relación de Arrecifes con el automovilismo comienza en la primera década del Siglo XX.  La Gazeta, del 18 de marzo de 1939,  comenta que Silvestre Ortensi  fue el mecánico que atendió el primer automóvil que llegó a Arrecifes. El diario apoya su informe citando artículos periodísticos de 1908. Según aquellos datos, un representante de la marca REO en Buenos Aires  en viaje a Pergamino  rompió una rueda en Todd y se dirigió al taller de Ortensi para su reparación.  El carpintero Graciano Laulhe le construyó una rueda nueva y, poco después,  el vecino Luis Marillet adquirió el automóvil.
El 5 de marzo de 1924, pasa por nuestra ciudad el Gran Premio que ganó Mariano de la Fuente. En noviembre de 1927, Cástulo Hortal, procedente de Salto, se radica definitivamente en Arrecifes. Años más tarde, doña Rosa Martínez, esposa de Cástulo, en una entrevista de la revista Automundo comentó: "Tengan por seguro que mi marido fue el primer revoltoso; más tarde lo siguieron Pedro Lanatta y Julio Pérez, entre otros."  
El 22 de setiembre de 1929, Eleuterio Donzino (Stutz) ganó los 500 Kilómetros de Arrecifes, carrera que organizó la Delegación Local del Automóvil Club Argentino.

Este prólogo es para acompañar una serie de fotografías que confirman aquella frase de que: Arrecifes se escribe con "A" de automovilismo...

“Todo bicho que camina va a parar al asador”, según el Martín Fierro. En Arrecifes, cualquier aparato de dos o cuatro ruedas sirve para correr…
Y si no pregúntenle a Carlos Pairetti y otros entusiastas como él que transformaron a las “chatitas” Ford T en vehículos carrera, para prenderse en improvisados circuitos como los de la Vuelta del Perro o del Retiro San Pablo. Aquí,  Pairetti acompañado por  Jorge Aguirre y rodeado por un grupo de amigos (mediados de los años 50) 
Froilán González y la Maserati que probaba sobre la avenida Dardo Rocha, actual Dr. Carlos Merlassino (1949)
El automovilismo es una actividad enriquecida por las anécdotas y José Pozzi también fue protagonista de una serie de ellas. Una de las más recordadas ocurrió en la Vuelta de San Antonio de Areco de 1964. “Atalaya”, seudónimo que utilizaba el piloto de Arrecifes a partir de ese año, corría en el 12º lugar cuando protagonizó una espectacular salida del camino, afortunadamente sin otra consecuencia que el abandono de la carrera con su auto maltrecho. Según recordaba el propio José, protagonizaron con su acompañante “Rulo” Ángel el siguiente diálogo previo al incidente:
-¡Curva José! -fue el apremiante anuncio de Ángel.
-¡Tarde Rulo! -respondió José, mientras intentaba evitar el inminente despiste y aterrizaje en un campo aledaño a la ruta.
Realidad o fantasía, lo cierto es que la anécdota corrió como reguero de pólvora entre los fanáticos de aquél TC de los ’60.

José Pozzi y  Rulo Ángel

Fotos: Omar Pozzi y Museo y Archivo Histórico de Arrecifes

1 comentario:

Unknown dijo...

Que lindas historias.