martes, 3 de febrero de 2015

Desventuras del 342: "Casco-García"

Larga el 342 "Casco-García", pero con Álvarez como acompañante.

Octubre de 1966. Faltaban pocos días para que se largara el X Gran Premio Internacional de Turismo “Súper Nafta Y.P.F.”. Juan Miguel Casco y Héctor García tenían todo prolijamente organizado para correr. A saber: 

Pre-inscripción, por telegrama dirigido al Automóvil Club Argentino: “Considérennos inscriptos gran Premio categoría B Gordini Casco García (sic)”, ratificada personalmente en la entidad de la avenida Libertador y la preparación del Renault Gordini 1962, en el taller de José María Pozzi. El mismo que corría en TC con el seudónimo “Atalaya”.

El binomio había resuelto alternarse en la conducción del auto. Todo perfectamente planificado. Pero, el diablo metió la cola. En una “tiradita” previa Casco sufrió un vuelco, leve, pero suficiente para que su ocasional acompañante, en el apuro por abandonar el auto siniestrado, pisara al conductor y le provocara  la fisura de dos costillas. En descargo del asustadizo amigo, resulta oportuno señalar que no era hombre del “palo” de la velocidad. Y en esta circunstancia, se aferró a aquella vieja sentencia bélica de: “Soldado que dispara sirve para otra guerra”.  Dos costillas fisuradas no iban a impedir que Casco pudiera cumplir su anhelo de participar en el Gran Premio. Menos, los leves abollones del Gordini. 

Mientras el equipo reparaba el auto, Juan Miguel engullía diversas pastillas y se frotaba la zona dolorida con “milagrosas”  pomadas. Su esposa –ajena a este tropiezo del futuro corredor- no entendía como “una leve indisposición de hígado” generaba solícitas consultas de sus vecinos preocupados por la salud de su marido. Y llegó el día de la carrera. El Gordini Nº 342 lucía impecable, pero  Casco continuaba bastante dolorido. 

Reunión de equipo y salomónica decisión: largaría Héctor García, acompañado por Luis Álvarez, joven colaborador e integrante del auxilio, con su amigo “Tente” Pavicich. En Berrotarán, a unos 150 kilómetros del arribo a Villa Carlos Paz, final de la primera etapa, Casco tomaría su lugar en el 342. Por supuesto, en ningún momento, se notificó el cambio a las autoridades deportivas. Hoy, a casi medio siglo de aquella aventura, se revelan los detalles.  Por lo tanto  cualquier sanción deportiva ha prescripto y menos aún podría provocar el retiro de la licencia deportiva, a quien no la tenía.

Hace pocos días, Deautosmotivo accedió a charlar -vía telefónica- con Luis Álvarez, el acompañante “impostor”, ahora radicado en Carmen de Areco. 
“Tenía 24 años, en aquel momento. Realmente fue muy lindo vivir la largada de noche, con toda la gente acompañando... Primero en el Automóvil Club y después en Pilar. Un lindo recuerdo”. 
“En San Antonio de Areco nos invadió un humo terrible”, recuerda Luis. “Héctor (García) me dijo desatate, que en cualquier momento se prende fuego… Llegamos a Arrecifes y allí nos esperaban en el taller Tito (Bucceri) y Marcos (Pavicich), Laucha Ríos, Lito Salgado  y otros amigos. Fueron a la agencia Renault (de Salgado), sacaron un dínamo y una batería de un auto nuevo y seguimos en carrera. Habremos perdido media hora, más o menos”.
“En Berrotarán estaban “Tente” y Casco, en un 4L. Cargamos nafta y subió Casco hasta el final de la etapa”, recuerda Álvarez.


El 342 siguió en carrera, hasta que el motor del Gordini cantó el “no va más” en la tercera etapa: San Juan-Catamarca. El abandono se produjo en cercanías de La Rioja. Casco, con su habitual buen humor, solía recordar que como “el presupuesto” estaba muy ajustado, le cambiaron la jaula antivuelco al concesionario Renault de La Rioja, por la reparación del motor del Gordini. “Había que volver a casa”.

Causas del vuelco
“Íbamos parando, para dar la vuelta sobre la ruta. Paso de cuarta a tercera y ahí algo de la transmisión se rompió, lo que hizo de rampa al auto que, simplemente, se ‘recostó’ sobre el lado izquierdo”, contaba Casco, que fue presidente del Arrecifes Automóvil Club, y continúo siempre ligado al automovilismo deportivo. 

Gran Premio y algo más…
Héctor García, que años más tarde se radicaba en Tandil, también había participado en otros Grandes Premios, como piloto con un De Carlo 700, como acompañante de “Espartaco”, con una coupé De Carlo 700 y también tuvo un par de competencias como acompañante de Luis Vázquez en Turismo Carretera.

Esta nota es un homenaje y recuerdo permanente para Juan Miguel Casco y Héctor García, dos arrecifeños que también entraron en la historia de la Cuna de Campeones.

  El 342 en carrera, ahora sí, el binomo "Casco-García" (Fotos: Bellido).