jueves, 27 de septiembre de 2012

LUIS

El próximo domingo 30, se cumplirán 12 años de la desaparición física de Luis Di Palma. Sinónimo de automovilismo. Sinónimo de Arrecifes. 

Deautosmotivo lo recuerda en una de sus memorables victorias en Turismo Carretera: Rafaela, 1996, con la Chevy blanca de Tito Delconte, atención de Alberto Canapino y motor de Jorge Pedersoli.

Por lo tanto, reproducimos la nota que escribió Alberto Hugo Cando en Corsa nº 1557, del 3 al 9 de junio de 1996.

LLORE COMO UN CHICO...

Y no es para menos...; ¡Ganó el Loco...! No pude sustraerme de derramar alguna lágrima de felicidad frente al televisor, mientras recordaba, viendo a Luis adelante, las innumerables proezas de los años ´60 y ´70 sobre cualquiera de los vehículos que tuvo a disposición. Como si de un álbum de foto se hubiera tratado, aparecieron frente a mí la Liebre 1 y 1/2, el Berta-Tornado de F.1 Nacional, el LR de SP con el que apabulló a los Porsche 917, Alfa Romeo 33/3, Ferrari 512 y Matra M580 en Buenos Aires ´71; la evolución de ese Berta que Oreste llevó a Nürburgring en 1972 luciendo el número 19, con el "ruso" Marincovich de ladero y un cuadro inolvidable que completaban mi viejo y Rodolfo Ruata.
También -mientras veía al loco adelante en Rafaela- recordé la época del SP Nacional, la F.2 CODASUR y la etapa del TC 2000 que, en su última fase, encontró a Di Palma "tirado" bajo el R.18 que él mismo armaba casi sin plata...
Siempre lo admiré. Fue el referente de una etapa "grosa" de nuestro automovilismo. Fue el parámetro de dos generaciones. Fue el argentino que no quiso ir a la F.1; el mismo que, junto al "Nene" García Veiga con una Ferrari de Francisco Mir, les complicó la vida a los "grandes" en Le Mans ´73...
Mientras peleaba en Rafaela con Ortelli, Minervino, "Cocho" y Traverso, admití lo poco que me importa el que Luis sea tan controvertido en su faz personal... La flota de camiones y la fábrica de ultralivianos son historia... El Loco, no.
Cuando faltaban cuatro vueltas para la Final de la carrera de TC, pensé en José  Luis y en la alegría que sentiría en Milwakee al recibir la noticia...
Recordé las veces que por radio y TV pedí a gritos un retiro digno para Luisito, acorde con sus antecedentes...
También,  como un flash, vino a mi mente el último encuentro que tuve con el Loco. Fue sobre fines de 1995 en Arrecifes, cuando la ciudad agasajó a Norberto Fontana por el título de la F.3 Alemana. Estreché una mano áspera, engrasada, acompañada de una cara de agotamiento que -confianza y afecto de por medio- me llevó a preguntar "hasta cuando"... E inmediatamente rematé con un "...¡me debés un triunfo, loco...!
Terminó la Final en Rafaela. Mucha gente está contenta. En particular Oreste, "Tito" Hanley, "Cholo" Cano, el "Loco" Pérsico y yo... De este "bondi" no me bajo...
Fue un domingo extraño. Ganó Schumacher con Ferrari (también el "Gordo" Andretti en Indy)... y -perdoname, Cocho- el Loco, en el TC de Rafaela, dio cátedra.  Ponerse de pie...: ganó Luis Di Palma en el automovilismo grande y los veinteañeros ya no tendrán que quedarse con las ganas...

                                                                                    ALBERTO HUGO CANDO

Los cinco primeros de la clasificación 
1. Luis Di Palma (Chevy) 30.36.267 a 195,560 km!h; 2."Cocho" López (Chevy) a 0.579; 3. Fernando Iglesias (Chevy) a 5.860; 4. Juan M. Traverso (Chevy) a 6.611; 5. Eduardo Ramos (Falcon) a 13.933. Récord de Vuelta: Omar Martínez, en la 5ta, 1.26.181 a 198,420 km!h, 




jueves, 20 de septiembre de 2012

Amigos y vecinos...

Mar del Plata 1963, parque cerrado de la Vuelta de Mar del Plata "para no ganadores". Pairetti, gaseosa en manos, al lado su esposa Marta y un grupo de amigos arrecifeños que lo acompañaron en aquella carrera. Primer triunfo de Il Matto en TC. Carlos en su cara refleja la serenidad del deber cumplido, luego de haber corrido durante poco más de 2 horas y media a un promedio de 200,660 km/h.


En esta otra foto, Armando J. Ríos (remera oscura) celebra su triunfo en la Vuelta de Arrecifes de 1962. A su lado, su acompañante, Rubén Aeid.  Aeid tenía su taller mecánico en la calle Irlanda, de Arrecifes. Zona urbana y poblada. Sin embargo, el sonido de los motores no molestaba a la barriada. Todo lo contrario. Además, como lo demuestra la foto, contaba con el acompañamiento de todos sus vecinos. Y, como no podía ser de otra manera, también los chicos se asociaban a la fiesta... 

En el mismo taller de Aeid, en la vigilia de la carrera de Arrecifes del ´62, Bernardo Pérez, preparador del auto de Ríos, el piloto, sándwich en mano, rodeado de amigos arrecifeños... No sin nostalgias, hay que reconocer que aquél era otro automovilismo...

Estas fotos pertenecen a Abel Salvador, el chico (con gorra) que aparece en Mar del Plata. Después, en el taller de Aeid, apoyado sobre el guardabarros del Chevrolet de Ríos, y -por último- el primero de la izquierda en la foto de Pérez y Ríos. A 50 años de aquel entonces, Abel atesora estos recuerdos en el mismo barrio donde era vecino del taller de Aeid.


martes, 4 de septiembre de 2012

Aquel, era otro automovilismo





Sin nostalgias. Pero esta situación solo podía ocurrir en aquel automovilismo de los '60. Cuando se corría en ruta, cuando se podían visitar los talleres y hasta cebarle un par de mates a los mecánicos. Hoy, el profesionalismo desvirtuó todo aquello. Para bien, o para mal. Como usted prefiera.

Carlos Meregalli, el protagonista de esta historia, había conseguido una posición privilegiada en la curva de la Clida. Desde su puesto de observación, veía acercarse a toda velocidad a los TC que venían desde Carmen de Areco por ruta 51. Rebajes, frenadas escalofriantes, para doblar a la izquierda en 90 grados. Tomar el camino de enlace con la 191, trasponer el control en Arrecifes y poner rumbo a Salto.

El retome (o la curva) era el lugar elegido por los protagonistas de la carrera para cargar nafta y recibir el aro de informaciones. Allí, un colaborador de José Moran aguardaba impaciente el paso del Chevrolet Nº 21 para la recarga de combustible. Solo, de toda soledad...

Rápido de reflejos, el hombre de Morán buscó colaboración entre la multitud. Entonces, milagrosamente apareció Meregalli, que de simple espectador -en fracción de segundos- se transformó en eficaz colaborador del rufinense. Y, como si todo esto fuera poco, la acción quedo inmortalizada en la foto de una revista especializada que ilustró la crónica de la IV Vuelta de Arrecifes. 

Aquel domingo, José Moran completó el podio de Chevrolet: con Armando J. Ríos en el escalón más alto y con el crédito local, Carlos Pairetti, en el segundo. 

Foto: Con Carlos Meregalli, en primer plano, reabastecen a Morán.